martes, 17 de diciembre de 2013
Duquesa infame
Reluce el umbral del tesoro que fue tu juventud y que ya cesa de asomar cual ocaso de octubre. Recitas uno a uno los versos de tus dudas como si el elixir estuviera en la memoria, pero sabes que no es así. El dinero como excusa ante la falta de talento, casi como escudo... Triste me deja esa actitud. Prefiero la ira, el grito, al estudiado desdén y a la insolencia provocativa. No huyas, sigue leyendo, despacio...Tan sólo la soledad redunda en el medio del vacio que significa la ausencia de referencias, de base, de cimientos. En la cueva estoy, acompañado. Y no me sobra ni me falta un ápice de sentido cuando digo que lo que enseño "está asumido", como Gladiator frente a las catapultas, pero en mi caso, ya resucitado. ÉL verano, ella contínua primavera, y nosotros sonrientes ante lo que parece una visita de relumbrón y estoque. Cualquier opinión cuenta, cualquiera. Todo vale cuando se trata de aseverar, pero cualquier dogma, o justificación, o excusa posterior hace que la opinión expresada decaiga en intensidad. Y es que nos vamos imponiendo los que a golpe de cana acumulamos reflexión en la sonrisa, es el peso de una vida que vivimos sin prejuicios, libres de pensar acerca del otro simplemente porque aún nos sobra con nosotros mismos. Y al final, quedarán paellas y barbacoas, fiestas donde la palabra hará lo que no pueden las American express...
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