La desmesura de la ignorancia hace que me lo replantee seriamente... ¿Merece la pena tratar de parecer normal? O querer serlo es la lacra que hace que sienta mi mente como al ralentí. La escandalosa pasión del que prejuzga sin haber hecho nada, incapaz de admirar nada más que a aquellos que no conoce o que están lejos, porque los de cerca le hacemos sentir pequeñito... La pantomima del protestón y del que rebosa cosas que decir, opinando, escondido, tras su miedo. Resulta que tratamos de ser especiales siendo comunales y sociales, y eso me resulta extraño, sobre todo a mí, que siempre he sido de los de llamar la atención. ¿Será que no sabemos aceptarlo? ¿Será que el eco de nuestras palabras rebotando en los imaginarios lectores de nuestro blog nos ha hecho endiosarnos? ¿Será que nos creemos mejores de lo que somos? O simplemente se está creando el efecto "conciencia social única" y ésta está predestinada a un continuo ohm de murmullo y risotada casuístico y pro-individual. Vamos a la mani, calienta el Sol... ¿esto es de los sesenta no? A mí me parece que la "mani" es decir, la palabra "mani", (quedamos en la "mani") y demás sucedáneos de la "mani" (nos vemos en la "mani"), "desarbola el Congreso" "Okupa la Calle San Jerónimo" y demás, no sé, no van conmigo... Lo reconozco.
Conmigo va más, "los de ahí delante son unos hijos de puta ladrones vamos a por ellos a muerte" y cosas así, menos chulis quizás, con menos asambleas y menos saraos, con menos cargos que repartir y menos blogs donde contar como molan nuestras andanzas... No sé, es que creo que hacen falta menos fotos de instagram y más fuego... Sobre todo después de ver las ostias que nos caen, en la calle y en las instituciones...
Y mientras tanto me sentiré un poco fuera...
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