martes, 17 de diciembre de 2013
Junio caliente
Fresor cálido para un atardecer duradero. Dos palabras vienen a mi memoria cuando ya las he olvidado, demagogia, manipulación... Nada es absoluto, creo, o puede que sí. Al menos hay cosas rotundas, el odio, la ignorancia, las causas divinas... Supongo que no está bien plantearme todo, debería simplemente de dejar pasar lo que veo, lo que escucho, y creer, aunque no dependa de mí, que todo es verdad, que no hay más que buenos y malos y posicionarme en un bando, aunque cambiara cualquier día de estos, sería la bomba ¿no? y ser pro-todo. Pro-fesional, pro-nupcial, pro-libertad, pro-tegido... No sé, no sé. A mí me parece que ante tanto desánimo siempre se tiende a odiar a alguien, y generalmente este alguien suele ser poderoso, suele ser la figura que encarna nuestras debilidades, ahora por ejemplo, odiaremos al pais rico y poderoso porque sinceramente, vamos camino de ser un pais débil, sin influencia y sobre todo, sin tener claro cuáles son nuestros valores. Recuerdo que hace no mucho, de cada tres conversaciones una era referente a un nuevo negocio que alguien iba a montar, hoy de cada tres conversaciones dos concluyen con que todo está muy mal y la otra habla de fútbol. Es la hora de los valientes, lo escribo y acto seguido sonrío pensando que deberían de aparecer muchos barcos de ayuda humanitaria en las costas españolas, cargados de medicinas antihipotecas y antiparo. Pero muchos, muchos millones de medicinas necesitamos. Hemos asumido la palabra resignación, para con nosotros mismos, pero yo no lo acabo de comprender. Desánimo, mirar la paja en el ojo ajeno, hacernos poderosos a base de observar al que está peor, eso es lo que más abunda. No es cuestión de no ser solidario, ni tampoco de ignorar las agresiones en contra de los derechos humanos, ni muchísimo menos, es cuestión de no ser tontos. Es imperativo aceptar que lo primero que tenemos que cambiar ya es nuestro pais. Y dejar la hipocresía política a un lado.
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