Érase una vez
una niña
q vivia
en un acantilado
delante del mar.
La niña vivía sola
en una casita de madera
y su único amigo era un cuervo que venía a visitarla todos los jueves.
Un jueves,
como tantos otros,
le dijo el cuervo
-niña del acantilado,
¿por qué estás tan seria?-
y la niña dijo
-no lo sé, cuervo-,
el cuervo no dijo nada y se fue volando.
El jueves siguiente el cuervo volvio
y se encontró a la niña
sentada mirando al suelo,
y le preguntó
-niña,
¿por qué estás tan seria?-
y la niña le respondió
-porque mis pensamientos no me dejan escuchar el mar-,
así que el cuervo le dijo
-pues deja de pensar-
a lo que la niña respondió
-pero si lo hago nunca sabré por qué estoy tan seria-
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