Las vacaciones son maravillosas cuando todo va bien, pero son como una especie de tortura cuando las cosas van mal, cuando no puedes saborear el helado o cuando no puedes dormir porque hay dolor en tu vida. Es sencillo y se puede observar sobre todo en los amigos, los que no tienen prisa porque se acaben tienden a disfrutarlas como si fueran una horchata, a sorbitos y paladeando; pero los que quieren que pase el tiempo lo antes posible pretenden que sean un fuego artificial, rápido, bonito, intenso y fácilmente borrable. Yo quiero escribir esta nota a todos esos amigos que por una causa u otra sienten dolor (en el cuerpo o en el alma) y no han podido disfrutar de estas vacaciones plenamente. Yo por una vez lo he hecho, pero cuando digo por una vez quiero decir que también tuve esa sensación y os aseguro que volverá el día en que oleremos las sardinas juntos.
Frágil, como la espuma de vuelta de la arena. Así es el tenaz tesón de los que escuchan sólo el sonido de las voces, y no el murmullo de las almas. Son doscientos cuarenta los días que pasan entre enero y junio, pero parecen doscientos mil. Pasa, pasa, no te quedes fuera... No creas que escribo para rimbombarme, simplemente, escucha mi voz a través de las palabras. La memoria y el olfato son cosas que están relacionadas de manera íntima, a mí no hay nada que me guste más que el olor a Barbacoa de verano, ya sea de sardinas o de cualquier otra cosa... Ese olor siempre me transporta a la adolescencia, es automático, se me acelera el pulso y me dan ganas de bailotear cerca de cualquier orquesta y de poner la mirada del tigre a cualquier fémina que por allí ande. Y el peaje de las autopistas, esas que siempre nos llevan o traen de aventuras lejanas que luego parecen paseos cuando montamos en avión camino de sitios llenos de colores y sabores desconocidos, el caso es cuando paso frente a la cabina de las AP siempre tengo la sensación de que van a aparecer unos tipos, me van a cambiar neumáticos en unos segundos y me van a retocar el aleron y que cuando se abra la barrera por fin podré acelerar de cero a cien en 0,2''...
En fin, que me ha gustado estar "de vacaciones", no se a vosotros, me imagino que a algunos sí y a otros no. Queridos amigos, señoras y señores, señoritas y señoritos, personas y personos, durante este verano han pasado cosas increibles, España ha ganado un campeonato Mundial de fútbol, Nadal ha ganado no se cuántas cosas y Lorenzo ha destronado a "Il Dotore"... Yo incluso me disfracé de Jack Sparrow y me fui a pedir ron por los bares de Las Rozas antes de dirigir mi brújula hacia el infinito (Cantabria), eso sí, Telecinco ha seguido emitiendo programas en los que la gente grita, y eso a pesar de que nadie reconoce verlos sin avergonzarse, y creo que en "Cuéntame" ya van a llegar al dos mil once, el año en que España va a salir de la Crisis y va a comenzar la escalada hasta convertirse en la mayor potencia del Mundo, sobre todo gracias a los increibles Presupuestos del Estado que se avecinan...
Lo que más me ha gustado de este verano ha sido que me ha parecido larguísimo, más que los últimos (El año pasado por estas fechas recuerdo que estaba yo luchando con el final de Firmado por el Vampiro) No sé por qué, quizás porque la luna llena de agosto fue a finales de mes, quizás por el Mundial, pero este año, a pesar de las doscientas mil cosas pendientes que tengo a partir del lunes, me ha parecido un verano de tres mil dias y por eso quiero dar gracias a los astros, al dalai lama, al universo, al multiverso, al Infinito, a la Casa de La Bruja, a la atracción de la feria de Santander, al pulpo (a Paul y a la Gallega), a las Nécoras, al mojito, a la Roja, al churrero, al cartero, al cachalote de la playa, a... a... a... a... y a trabajar se ha dicho que parece mentira que sigáis leyendo tan estúpida nota estando España así.
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